Las empresas crecen, se transforman e impulsan gracias a los colaboradores y a los intrapreneurs, que llegan a romper con todo lo establecido, mostrando un nuevo panorama de oportunidades que no han sido vistas anteriormente.
En el estricto sentido de ver a la empresa como un ente, estudiado bajo los parámetros de la Ontología –rama de la metafísica donde se engloban preguntas sin respuesta o con un mayor número de respuestas-, podríamos preguntarnos: ¿Quién es el causante del éxito de una empresa: los colaboradores o los directivos?
En el caso particular de esta pregunta, los motores ontológicos nos dirían que, para resolverla, necesitamos definir uno a uno, los sustantivos de la oración, para así encontrar todas las variables.
Así tenemos que la palabra éxito tiene múltiples significados, y si los centramos en el éxito empresarial, entonces tendríamos un sinfín de combinaciones: podríamos ser exitosos con grandes ventas, o porque trabajamos en un lugar en donde podemos descansar dos días a la semana para estar en familia.
Para la parte de los colaboradores o los directivos, tendríamos que definir el perfil de los colaboradores, sus áreas de expertise, la innovación que cada uno presenta, los conocimientos formativos, etc. Además, tendrían que desarrollar una matriz que una por un lado los éxitos de cada colaborador, con los proyectos de la empresa en donde ha participado. De esta manera se podría ontológicamente diseñar los perfiles que definen el nivel de creatividad de cada uno y su capacidad para ser intrapreneurs.
La pregunta que sigue es: ¿un intrapreneur nace o se hace? Las empresas crecen cada cual a su ritmo. Hay multinacionales con presencia en varios continentes, hay empresas con participación en uno o varios países, hay negocios que crecen en diversos puntos del país como las franquicias y hay algunos que prueban suerte localmente y crecen de manera segura con el paso de los años.
Las empresas crecen, se transforman e impulsan gracias a los colaboradores y a los intrapreneurs, que llegan a romper con todo lo establecido, mostrando un nuevo panorama de oportunidades que no han sido vistas anteriormente.
Arthur Fry, el creador de los Post-its trabajaba en 3M, Google lanzó Gmail por la visión de Paul Buchheit y hasta McDonalds tiene la famosa “Cajita Feliz” gracias a que, en 1970, Yolanda Fernández de Cofiño creó el primer modelo del Happy Meal para su unidad en Guatemala.
La fórmula exacta para la creación de intrapreneurs puede variar de acuerdo con cada negocio y cada empresa. Podemos encontrar colaboradores comprometidos desde el día uno en el negocio más humilde, en empresas familiares, así como en grandes corporaciones. El secreto está en mantener los siguientes puntos claros:
¿Hacia dónde va la empresa?
Establece la guía general de lo que busca tu negocio y/o empresa.
¿Qué necesitan saber?
Los objetivos deben ser claros antes de lanzar el reto a los colaboradores.
¿Hay premios?
Para lanzar iniciativas de esta índole, hay que establecer si hay alguna gratificación o un premio para la mejor idea.
¿Evolucionará?
Todas las ideas deben ser mejoradas con el tiempo, ya que, si sólo es una mejora temporal, seguro morirá en algún momento.
El talento puede estar en todos los lugares, en todos los negocios, desde sus inicios. Por ello, la ontología empresarial tiene que desarrollarse por el bien de la economía mexicana.
Participar como emprendedores ayuda y claro que contribuye, pero también necesitamos creer y crear desde adentro de las empresas, para ver otros rumbos, crear más soluciones y beneficiarnos entre todos, de lo que juntos podemos crear.
Y termino con una pregunta que hizo el especialista en nuevas tecnologías Guy Kawasaki, durante una conferencia: “… es sencillo decir que los emprendedores crearán empleos y que las grandes empresas crearán desempleo, pero eso es simplista. La pregunta real es: ¿Quién innovará?”
¿Quién es el causante del éxito?
Escrito por: Martín G. Álvarez Torres.
Publicado por: Grupo Albe.
Artículo: www.grupoalbe.com
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